El docente recibió un golpe en el maxilar y el oído izquierdo por parte de un alumno de segundo medio el pasado 7 de marzo. El impacto le causó vértigos y mareos, además de una inflamación en la zona periauricular y perforación de la membrana timpánica, lo que motivó una serie de reclamos y quejas por parte de la comunidad estudiantil.
C. P. son las iniciales del profesor agredido en la capital regional, con más de 10 años de labores de docencia. Los últimos tres lo ha hecho en el Liceo Comercial Diego Portales de Rancagua. En ese período, había desarrollado su trabajo sin ningún inconveniente, hasta que el lunes 7 de marzo recién pasado, cuando los alumnos recién llevaban su tercer día de clases, una situación provocó el desajuste.
Durante la última hora de la jornada, cuando C.P. iba a dictar clases a un segundo medio, se percató que la sala estaba sucia. “Llamé a la inspectora y a los auxiliares. Llegó también el inspector general y uno de los alumnos no se paró para saludar y le dije ¿Joven se le perdió la educación? A lo que respondió con un gesto muy mal educado. El inspector lo reprendió y el alumno le respondió ‘no si no es por usted, es por este’, refiriéndose a mí”, relata C.P.
Tras ese episodio, se citó al apoderado del alumno para que concurriera en unos días más y la situación, hasta ese momento, no pasó a mayores. Pero con el correr de las horas y luego de que un estudiante saliera al baño y no regresara, el docente comenzó a pasar lista para identificar quién era. “Cuando estaba por nombrar al último grupo y estaba agachado, este alumno dice ‘me tení aburrido viejo conch…’ y me pegó”, afirma el profesor. “Yo lo intenté esquivar y me pegó en el maxilar y el oído izquierdo. Estaba una inspectora ahí también y le gritó que cómo se le ocurría hacer eso y se metió entremedio porque me quería seguir agrediendo”.
“Yo quedé en shock, perdí un poco el conocimiento, la noción del tiempo espacio, no sabía dónde estaba”, recuerda el docente. “Justo en eso, el alumno salió de la sala y se fue, era el horario de salida. Abajo estaba esperándolo la mamá”. El alumno salió muy alterado, quitándose el polerón y lanzando su mochila. El colegio dio aviso a Carabineros y se intentó contactar con la apoderada del estudiante, pero el teléfono estaba apagado. Misma suerte corrieron intentando llamar al apoderado suplente.
El docente entregó los antecedentes a Carabineros, que llegaron al colegio para realizar las diligencias correspondientes y también constató las lesiones de acuerdo al protocolo correspondiente. “Estoy preocupado, me siento muy inseguro. La mayoría de los estudiantes supieron de esto, entonces es complejo. Me da miedo volver a trabajar”, confiesa el educador.